domingo, 12 de marzo de 2017

LOS SUEÑOS


EL SUEÑO Y LOS SUEÑOS: En mi opinión es algo totalmente diferente, cuando hablamos de sueño o de un sueño. No es lo mismo decir tengo sueño, que tengo un sueño…

Personalmente distingo tres tipos de sueños: el sueño de dormir, el sueño de sonar, y el sueño como deseo o anhelo.

El sueño, siempre ha estado relacionado con lo desconocido, con lo misterioso, ya que es algo que no podemos controlar.

Cuando estamos dormidos, es como estar un poco muertos, es el momento en el que conectamos con nuestro inconsciente y liberamos completamente el alma, para ser quienes realmente somos.



¿Qué es el sueño?

El sueño es un estado fisiológico de autorregulación y reposo uniforme de un organismo.

El sueño se caracteriza por los bajos niveles de actividad fisica y por el alejamiento ante los estímulos externos.

La palabra: «sueño» proviene del latín “somnus”.

Durante el sueño pasamos por varias etapas, llamadas así: etapas del sueño:

En el adulto, el sueño de unas ocho horas se organiza en cuatro o cinco ciclos, durante los cuales se pasa de la vigilia a la somnolencia, de allí al sueño ligero, después al sueño lento o profundo y finalmente al sueño MOR llamada fase IV.


El sueño es una necesidad fisiológica que tiene cualquier ser vivo, cada especie necesita un tiempo de sueño, así como el ser humano, necesita unas ocho horas de sueño diario, en los animales también es fundamental dormir, algunos duermen muy pocas horas, como los elefantes y otros necesitan incluso dormir por largos periodos de tiempo.

Por cercanía comentaré, que los gatos duermen unas 16 horas al día, y suelen pasar de la tranquilidad absoluta, a la actividad más frenética, pero es que  los gatos, como ya sabemos, son muy especiales.


El sueño representa una función vital, restauradora, y fisiológicamente necesaria.

Durante el sueño profundo, se produce la restauración física y durante el sueño MOR, se produce, la restauración de la función cognitiva del proceso de aprendizaje, memoria y concentración.

Aunque aún no se han aclarado los factores, que provocan el sueño, se ha investigado y se cree que en el encéfalo existen sustancias que lo inducen y una de ellas es: la adenosina.

Existen los llamados trastornos del sueño, entre los que se encuentran la apnea del sueño, donde la persona deja de respirar durante más de 10 segundos. 

El insomnio, que es la dificultad para conciliar el sueño o la Narcolepsia, que provoca episodios de sueño involuntario durante el día.



En el segundo tipo de sueños tenemos: EL ENSUEÑO que son los sueños que tenemos mientras dormimos.

Como definición: Los sueños son, manifestaciones mentales de imágenes, sonidos, pensamientos y sensaciones en un individuo durmiente.

Soñar es un proceso involuntario, en la que según los científicos, se produce una reelaboración de la información almacenada en la memoria, que seguramente esté relacionada, con experiencias vividas por el soñante.

Puede haber sueños en cualquiera de las fases del sueño. Sin embargo, se recuerdan más sueños en la llamada fase REM, que tiene lugar en el último tramo del ciclo del sueño.



El acto de soñar sólo ha sido confirmado en el ser humano, aunque quienes convivimos con animales, sabemos perfectamente, que también sueñan, ¿el qué? Pues es imposible saberlo, pero por ejemplo, cuando mi gatita tiene una pesadilla, gime y se agita, y se despierta asustada buscando mi protección, como cualquier niño haría cuando ha tenido una pesadilla.

El Ensueño proviene de la palabra griega “ónar” de ahí proviene la palabra onírico, referida al sueño o ensoñación.

En la mitología griega, Morfeo es el dios de los sueños, se creía que era, uno de los mil hijos engendrados por Hipnos, llamados Oniros.

Era representado con alas que batía rápida y silenciosamente, esto le permitía ir volando a cualquier lugar del mundo, y éste se encargada de inducir los sueños a 
quienes dormían.


Las pesadillas son lo más temido  del mundo onírico, hasta tal punto, que se han creado objetos de protección y amuletos, para evitarlas, como por ejemplo: los atrapasueños, también llamados: cazadores de sueños.


El atrapasueños, es un aro fabricado con madera de sauce, con una red en su interior y decorado con diversos objetos, entre ellos las plumas. 
Su misión consiste en filtrar los sueños de las personas, dejando pasar sólo los sueños positivos, y atrapando en él las pesadillas, que a la mañana siguiente, se queman con la luz del día, para que no se cumplan.

Pasando a otra parte de los sueños, existe la parte más esotérica o extrasensorial, aquella que es una forma habitual, en la que los muertos o seres del más allá,  se comunican con nosotros.

Esta comunicación se produce a través de los sueños, que ejercen como una especie  de umbral o de puerta dimensional, que nos permite acceder a otros planos de existencia, éstos se suelen denominar: sueños lúcidos.


Los mitos hebreos ya relacionaban a los sueños con la muerte y por ello, creían en el sueño, como una preparación para la muerte, esto coincide con lo que yo digo siempre: que dormir, es morir un poco cada día.

Así que, la habilidad de los muertos para comunicarse con los vivos a través de los sueños, ha sido aceptada por casi todas las culturas y ha llegado hasta nuestros días.

Otra  experiencia extrasensorial, que se puede producir cuando dormimos, aunque al día siguiente no seamos conscientes de ello, son los llamados Viajes astrales: que consiste en  que nuestro cuerpo astral, se separa del cuerpo físico, y viaja hacia otros lugares, épocas o dimensiones, para luego regresar de nuevo al cuerpo del durmiente.

Es más que posible, que la persona no se acuerde a la mañana siguiente de ese viaje, pero quienes sí son capaces de recordarlo, lo describen como una de las experiencias más extraordinarias.


Los sueños han sido muy recurrentes en el Arte y la Literatura, han proporcionado inspiración e investigaciones de lo más variadas.

Famoso es el libro de Sigmund Freud: "La interpretación de los sueños" obra en la que intenta llegar a la psiquis de las personas dando una interpretación psicológica a la producción de ensueños.

Por analogía con el ensueño, que suele cumplir las fantasías del durmiente,  se llama también sueño, a cualquier anhelo, ilusión, o deseo, que moviliza a una persona a realizar algún proyecto.

Cuando se dice, que queremos cumplir un sueño, estamos diciendo que queremos, que un deseo muy anhelado se haga realidad.

Y yo, personalmente, creo firmemente que los sueños, si son muy deseados, terminan cumpliéndose.
Que todos vuestros sueños, se hagan realidad.

Myriam Cobos 



ARTÍCULO BENEFICIOS DEL TAICHÍ PARA NIÑOS


Solemos asociar siempre la práctica del Taichí a las personas mayores, incluso a los más mayores, pero nos olvidamos que la práctica de Taichí es una de las mejores disciplinas que puede realizar cualquier persona, de cualquier edad y, por supuesto, muy recomendable para niños y adolescentes.

Es muy importante conocer que el Taichí, como casi cualquier técnica de medicina china, es preventiva, por tanto, es tan importante y aconsejable comenzar su práctica cuanto antes, desde jóvenes y niños, pues ello hará que sean unos adultos saludables y libres de muchas enfermedades, tanto físicas como mentales.

Con la práctica del Taichí sus defensas aumentan y su cuerpo permanece saludable, su vida será más longeva y su calidad de vida en la madurez y en la vejez será muy buena.

Hay estudios científicos que aseguran que mejora ciertas enfermedades como la artritis infantil, asma, bronquitis y alergias.

Favorece la concentración, incluso un estudio de la Universidad de Florida asegura, que quienes practican Taichí habitualmente tienen mayor volumen cerebral y mejores resultados en test de memoria y razonamiento.

Este estudio también dedujo que las personas estudiadas tenían un cerebro un poco más grande, mayor habilidad cognitiva y mejor memoria, lo que hace que el niño que practica Taichí mejore en su rendimiento escolar.

La práctica del Taichí mejora la respiración, aumenta la capacidad pulmonar y bronquial, aumenta la caja torácica por lo que es muy recomendable para niños con problemas respiratorios.

Es una práctica beneficiosa para enfermedades como la fibromialgia, ansiedad, depresión y trastornos del sueño. Sirve especialmente para aliviar dolores crónicos y  es beneficioso para el sistema inmunológico y el sistema nervioso central.

Con el Taichí se trabaja la elasticidad del cuerpo, trabajando músculos y  tendones, las articulaciones se mueven y el cuerpo comienza a estar en perfecta forma, aportándoles una ayuda en el crecimiento, evitando la escoliosis y otras enfermedades posturales.

Provoca también un cambio en los hábitos alimenticios, ayuda a mejorar la alimentación y que los niños y adolescentes, comiencen a comer sano de una forma natural y no obligada, pues su propio cuerpo les comienza a pedir alimentos sanos y comidas saludables, además de liberarles de la sensación de estrés y de la ansiedad, que a veces son las causas de comer en exceso.

La práctica habitual de Taichí también provoca un sentimiento de ayuda, cooperación y respeto hacia los demás, un conocimiento de sí mismo que revierte en una gran autoestima, que hará que el niño adquiera una personalidad propia, que hará que no sea fácilmente manipulado por los demás.

El Taichí es una filosofía de vida que hace que las nuevas generaciones, si practican habitualmente, puedan tener una vida más longeva y saludable, además de una visión del mundo mucho más armoniosa y unos valores más positivos, lo cual no solo mejorará su propia vida, sino también la de quienes les rodean, haciendo de este mundo, un lugar mejor.

Myriam Cobos

martes, 7 de marzo de 2017

ARTÍCULO SOBRE LOS BENEFICIOS DEL TAICHÍ de MYRIAM COBOS


En sus orígenes, el Taichí ha sido y es, un arte marcial, que pretendía neutralizar a potenciales enemigos físicos. 
Hoy en día, el enemigo ha cambiado, el enemigo a combatir, ya no se encuentra en el plano físico, sino que ataca al ser humano, desde el plano mental y espiritual, es decir, desde el interior.

En la sociedad en la que vivimos actualmente, las enfermedades mentales van en aumento, como por ejemplo el estrés, depresión, bulimia, anorexia, etc. y muchas enfermedades físicas, también  son provocadas por estos  desajustes emocionales.

Por todo esto, la práctica del Taichí, se convierte, no solo en una práctica de enlace de una serie de movimientos corporales, sino, que el Taichí va mucho más allá de lo simplemente evidente, de lo aparente, de lo que con los ojos físicos o los cinco sentidos se puede observar o percibir.

El Taichí trabaja las tres partes de la esencia del ser humano: el cuerpo, la mente y el espíritu.

EL CUERPO, porque movemos todas las partes de nuestro cuerpo, ejercitándolas con la practica continuada, se trabajan sobre todo tendones y articulaciones, se mueven partes del cuerpo desacostumbradas y se adquiere una forma física envidiable, ya que, todo el cuerpo funciona como una gran bisagra bien engrasada y en perfecto uso.

El Taichí surgió de la idea taoísta de alargar la vida lo más posible y en las mejores condiciones, tanto físicas, como mentales.

El Taichí, mueve todas las articulaciones, trabaja músculos y tendones, moviliza partes del cuerpo que normalmente parecen olvidadas, lo que aporta salud a quienes lo practican y evita muchos dolores.

LA MENTE, porque se trabaja con la gran concentración que se genera, ya que, la mente está totalmente concentrada en el movimiento y evita cualquier otro pensamiento, que no sea lo que estamos realizando en ese preciso momento.
Evita que los pensamientos alocados (del mono loco) aturdan nuestra mente, de hecho hay un movimiento concreto que se llama: Rechazar al mono.

Nos concentramos en el movimiento del maestro, y cuando ya sabemos más, podemos centrarnos en nuestro propio movimiento, evitando así cualquier otro tipo de pensamiento y siendo totalmente conscientes, en cada momento, de lo que estamos haciendo, estamos centrados en el presente, en el aquí y en el ahora, que según la filosofía oriental es la clave de la felicidad.

Liberamos el estrés acumulado en nuestra mente y en nuestro cuerpo de manera que, como dice el médico Matthias Girke, fortalecemos nuestro sistema inmunitario.

EL ESPÍRITU, se trabaja, no en cuanto algo religioso, que algunos pudieran pensar, sino como las sensaciones y sentimientos que se generan, y el movimiento de energías que se produce con nuestros movimientos.

La práctica del Taichí genera un movimiento de energías, que se reparte por todos nuestros órganos internos, allá a donde se necesite, y éstos comienzan a funcionar correctamente, generando también una gran paz interior.

Cuando se practica Taichí, es fundamental tomar consciencia de las sensaciones. Es lo más íntimo, lo que sentimos, lo que las situaciones nos provocan.

Conocer nuestras propias sensaciones es una forma de poderlas gestionar, para que no nos dominen y que nos sirvan para mejorar y evolucionar como seres humanos. 
De esta manera, el Taichí sirve de autoayuda en situaciones en las que necesitamos superar nuestros propios miedos o tenemos que enfrentarnos a cambios en nuestra vida.

La práctica del Taichí le provocará en cada practicante, una sensación diferente, porque es algo muy personal, pero siempre, no os quepa la menor duda, de que serán positivas. 

El Taichí ayuda a exteriorizar las sensaciones que permanecen guardadas enfermándonos, y son liberadas para regalarnos una sanación completa. 
Toda exteriorización de las emociones es siempre positiva.

Las sensaciones que se perciben más habitualmente son: las de paz y calma, es un sentirse bien en total tranquilidad.

El sentimiento más importante que se genera, es el del 
Amor, Amor con mayúscula, se crea un ambiente de cooperación, compañerismo y cariño entre quienes practican juntos, y sobre todo, se comienza a sentir el amor por uno mismo, lo que llamamos: AUTOESTIMA.

Aprendemos a amarnos y a conocernos, a aceptarnos y a respetarnos, y a través de amarnos a nosotros mismos, podemos comenzar a amar también a los demás de una forma incondicional.

Los movimientos de Taichí equilibran el cuerpo, nos aportan elasticidad, equilibrio, coordinación y armonía.

Equilibran la respiración, haciéndola más fluida, aumenta la capacidad de la caja torácica, hace llegar más oxígeno al cerebro, proporcionando más calidad y cantidad de oxígeno en sangre, pulmones, cerebro.

Equilibran la mente, haciendo que no escuchemos pensamientos involuntarios. 
Beneficia la concentración, la no dispersión de los pensamientos, el estar en el presente, en el aquí y en el ahora.

Equilibra el ánimo, que significa sentirse bien consigo  mismo. Genera un sentimiento de alta autoestima, el practicante de Taichí comienza a conocerse a sí mismo, se respeta, se quiere, se valora y cuidará de su salud potenciando todo lo positivo que tiene y mejorando aquellas áreas en las que sea más vulnerable.

Este sentimiento de autoestima puede ser muy importante, sobre todo, en la adolescencia o en situaciones en las que se requiere de un especial empuje para seguir adelante, como puede ser una larga convalecencia, una enfermedad, periodos en los que el estrés está dirigiendo nuestras vidas y necesitamos parar, etc. Crea una fuerte personalidad y una fuerza, tanto interior como exterior, que será muy difícil de doblegar.

QUIÉNES PUEDEN PRACTICAR TAICHÍ: Todas las personas, absolutamente todas, pueden practicar Taichí, sin distinción de edad, ni de condiciones físicas, porque cada cual, sabiendo sus propios límites, puede realizar la práctica.  
Son movimientos lentos y armónicos, sin movimientos bruscos, lo que se hace muy recomendable para personas que hayan estado mucho tiempo sin realizar ejercicio o que tengan determinadas dolencias que no les permitan hacer algún otro tipo de deporte.

Es posible practicar Taichí incluso sentados, ya que, se hace una disociación del cuerpo, parte superior del cuerpo y parte inferior del cuerpo, tomando la cintura como centro.

El Taichí va perfeccionándose con la práctica, para ello la paciencia y la constancia son fundamentales, factores que también se trabaja.

En resumen, con la práctica continuada de Taichí, se mejora la agilidad, la elasticidad y el equilibrio. Se consigue una sensación de calma, armonía, tranquilidad y relajación.
 
Aumenta la concentración y la percepción sobre uno mismo. Mejora la autoestima, se toma conciencia de todas las partes del cuerpo.

Se produce una sensación de equilibrio físico y mental, que hace que nuestro ser esté equilibrado y no perdamos ese equilibrio, con la facilidad que lo podríamos haber hecho antes de iniciar la práctica.

Produce un cambio notable en la perspectiva de las cosas, lo que antes suponía un problema, ahora es visto con la distancia del que observa su propio movimiento, y gracias a ello, puede hacerle frente a los problemas desde otro punto de vista.

El Taichí provoca un cambio en los hábitos alimenticios, ayuda a mejorar la alimentación. El cuerpo comienza a hablar y el practicante de Taichí comienza a escuchar lo que éste le pide.

En los momentos en que nos quedamos estáticos, con las manos colocadas en nuestro Dantien, podemos escuchar el sonido de nuestro corazón, sentir que estamos vivos y que tenemos un propósito.

Con la práctica de Taichí se genera un sentimiento de Amor incondicional, de comprensión hacia el otro, de ayuda, cooperación y respeto mutuo.

Quienes practican juntos tienden a ser muy buenos amigos, ya que conectan con su energía en la práctica y comienzan a vibrar en la misma frecuencia.

Mejora la sexualidad, mejorando las relaciones, pues las sensaciones y los sentimientos se intensifican y la conexión con la pareja se hace mucho más perceptible.

El Taichí genera, en quien lo practica habitualmente, un deseo de iniciar nuevos proyectos, de seguir hacia delante, de creer que todo es posible.

El Taichí nos invita a vivir el momento presente, olvidando el pasado y disfrutando de cada instante con la fuerza de nuestro corazón.
A todos nos hace tener una vida mucho más equilibrada, saludable y feliz, para todos, es una fuente inagotable de salud.


Myriam Cobos
Del libro de Myriam Cobos "El Taichí del corazón".