Ayer, un día
espléndido de principios de otoño, decidí pasearme por la villa de Alcalá de
Henares, y nada más llegar, aterricé frente a la casa museo de Cervantes,
situada en la calle Mayor.
Al abrir la puerta de entrada me encontré con un patio interior y un aparador en el lado derecho, donde se encontraba una conserje
rubia uniformada.
Pregunté a la misma si la visita era gratis, pues últimamente
mi economía no da para mucho.
Muy
amablemente me dijo que sí y arrancó la entrada del taco de papel para permitirme
el acceso.
Pero claro,
todo tiene una condición, me dijo:
- Lo único,
que si va a hacer fotos, por favor, sin flash.
- Por supuesto -contesté- las haré con el móvil, muchas gracias.
Seguidamente
me indicó por dónde tenía que iniciar el recorrido y cómo debía continuarlo.
Tal cual, lo
hice.
El Museo Casa
Natal de Cervantes es un edificio que reconstruye donde, según los estudios del
historiador Luis Astrana Marín, nació el escritor Miguel de Cervantes y que, se
ambienta evocando una casa tradicional castellano-toledana.
Me recordaba
mucho a la casa visitada hace bastantes años en El Toboso, de la que cuentan
era la casa de Dulcinea, aquella más rural y ésta más urbana.
Nada más
entrar, se encuentra el patio central, con un pozo y rodeado de columnas y
pilistras.
La luz de
este patio interior es muy peculiar, ya que les ha dado por colgar del techo
unos trapos de colores intensos, con perdón, que parecen bragas
gigantes, pero que en mi opinión, nada tienen que ver con la ambientación
cervantina, pero que no hay que negar que le aportan un punto colorista, que
como bien sabemos, las casas de hace siglos, ya no conservan.
Entro en la
primera sala, todas con la puerta que da al patio central, lo primero que observo es una
luz ténue, casi casi fantasmal, que recrea muy bien el ambiente, un brasero,
unos sillones, un cuadro…y una talla de un niño o angelito que vigila la sala…
Comienzo a
hacer fotos, como loca, porque me apasiona hacerlas y pienso que después las
puedo compartir con vosotros.
Paso a la
segunda estancia, éste es un comedor y una cocina, muy bien ambientados.
También observo poca luz, sobre todo para las fotos, pero esto hace que me vaya trasladándo a otra
época y parece que viera por allí caminar a los habitantes de aquella casa, en esa cocina y ese
comedor, no muy grande, pero acogedor.
Me llaman
mucho la atención los fruteros a modo de bodegón situados encima de la gran
mesa, parecen un cuadro en 3D.
También es
espectacular el brasero que se encuentra bajo la misma y la gran mesa en sí que
es espectacular, de madera maciza y buena anchura.
Hay pequeños bargueños, repartidos por toda la
casa, que en cuanto a mobiliario antiguo, son mi pasión.
Un tapiz del comedor llamó mucho mi atención, ya que tenía
diferentes cruces y simbología, que pude reconocer, y que seguro que vosotros,
posiblemente los más iniciados, podréis también hacerlo.
Entro en la
última estancia que me quedaba por visitar de la planta baja, y quedo
encantada.
Es un ambiente de piezas hermosas, que llaman estancia de las mujeres, y se respira en ella un clima musical y de risas, hay varias ruecas,
instrumentos musicales, alfombras…da una sensación de habitación oriental…
La
luz sigue siendo muy suave pero cálida, a este ambiente le favorece, porque crea un clima
de mayor intimidad, imaginando a las mujeres tejiendo en la rueca, tocando
música y contándose sus más íntimos secretos.
Subo por las
escaleras hasta la planta de arriba y última, compruebo que también hay una
planta por debajo, pero no se permite el acceso.
Arriba están
los dormitorios.
El primero en el que entro veo que es muy oscuro, lúgubre, serio y frío, mucho frío, no
sé si el aire acondicionado se ha excedido o es la energía del lugar
(ya sabéis que yo soy muy sensible en estos temas), pero consigo hacer tres fotos
y salgo deprisa de nuevo hacia el corredor, donde la temperatura sube bastantes grados y
se está mucho mejor.
Visito la
otra estancia, que se compone de tres piezas: un dormitorio principal, con una
cuna de bebé, otra a modo de recibidor y otra que consta de dos camas o
camillas.
Y escondida
en el dormitorio principal, detrás de unas cortinas, quién me espera? Una
sorpresa, mi querida María Magdalena.
Y por
último, la última estancia, me reserva un momento mágico, no sé si tendrá mucho
que ver con Cervantes, pero sí con su época y que es una verdadera delicia…una
sala con preciosas marionetas, de caballeros y damas, de reyes y princesas,
hermosamente ambientado y en la que disfruto como una niña.
También un
ajedrez curioso...
y un Don Quijote muy enfadado al que intento calmar...
Después de
mil fotografías, comienzo a bajar la escalera para terminar la visita, doy las
gracias a las dos mujeres encargadas que han sido muy amables conmigo y con
todo visitante.
Casi me
cuesta marchar, se está allí tan bien...me hubiese gustado quedarme un ratito más para
leer, meditar o imaginar ser la protagonista de alguna escena del Quijote…
Como broche final,
me fotografío con los dos personajes de El Quijote, que se sitúan justo a la
entrada de la casa de Cervantes, en la misma calle Mayor, Don Quijote y Sancho.
En susurro, les escucho comentar: “El que lee mucho y anda mucho, ve mucho y sabe mucho”.
¡Hasta
pronto Cervantes! ¡Hasta pronto Alcalá de Henares!
Myriam Cobos
Fotografías propiedad de Myriam Cobos