domingo, 11 de noviembre de 2018

COINCIDENCIAS ENTRE TAICHI Y BALLET CLÁSICO

(Del libro de Myriam Cobos CM EL TACHI DEL CORAZÓN)

Mi pasión desde pequeña siempre había sido el Ballet Clásico, había bailado en la infancia, pero por circunstancias lo tuve que dejar, aunque siempre sentí y siento gran pasión por la danza.

Cuando comencé a recibir clases de Taichí, mi corazón saltó de emoción ¡Era lo más parecido que podía encontrar al Ballet!

Tanto el Ballet Clásico como el Taichí tienen elementos comunes, en sus posiciones, pasos, técnica, saltos, e incluso en el movimiento, la respiración y hasta en el sentimiento.

Al igual que en el Taichí, la técnica del Ballet enfatiza la perpendicularidad del torso, ya que los bailarines deben siempre fluir desde el eje vertical.

El cuerpo está recto, la espalda firme y gira desde el centro del cuerpo. Es necesario que todas las partes del cuerpo estén correctamente alineadas y centradas, en equilibrio, para permitir el máximo de estabilidad y facilidad en el movimiento.

Al igual que el Taichí, el Ballet exige muchos años de preparación y técnica, nunca se llega a la perfección, porque como ya he comentado, creo que ésta no existe, sino que vamos mejorando cada día con la práctica y la constancia.

La técnica del Ballet tiene de base pasos, posiciones y formas de cargar el cuerpo, es por tanto muy similar al Taichí en cuanto a cambios de peso. 
Las dos técnicas requieren una gran concentración para dominar conscientemente todas las partes del  cuerpo, añadiendo además entrenamiento en flexibilidad y coordinación.

Las dos técnicas nos hace tomar consciencia de todas las partes de nuestro cuerpo no dejando nada al azar, todo movimiento, por mínimo que sea, es controlado para su mejor ejecución.

A diferencia de otras danzas, en el Ballet, al igual que en Taichí, cada paso está estructuradamente armado, en cualquier movimiento que se ejecute participan: las manos, brazos, tronco, cabeza, pies, rodillas, en una conjunción dinámica muscular y mental.

Al igual que el Taichí, tiene diferentes escuelas, diferentes sistemas de entrenamiento que han adoptado el nombre del país de origen o de sus maestros. 

Todos los bailarines de Ballet toman diariamente clases, al igual que los practicantes de Taichí practican diariamente, para mantener sus cuerpos fuertes y flexibles, la práctica continuada y la constancia son vitales.

Las clases de Ballet no se diferencian mucho en su estructura de las de Taichí: en primer lugar se inician ejercicios que tienen como objetivo calentar y estirar músculos y tendones, lo que se suele llamar un calentamiento.

En la segunda parte de la clase se realizan movimientos lentos y sostenidos, similares a los de Taichí, para desarrollar la fluidez en los movimientos.

Para finalizar, las clases terminan realizándose movimientos más rápidos, pasos con desplazamientos, giros, grandes saltos y baile en parejas, que se correspondería con el empuje de manos o la utilización de armas en Taichí.

El Ballet Clásico es una forma artística, que al igual que el Taichí, está conformada por ejercicios, pasos, posiciones y poses para los que existe una terminología concreta y una técnica.

Así los movimientos de Taichí tienen un nombre determinado y los pasos de Ballet también.
Los principios generales del Ballet clásico incluyen los conceptos de alineación, rotación, distribución del peso, postura, transferencia del peso, colocación, elongación, compensación, contrabalance y equilibrio.

En el bailarín de Ballet, como en el practicante de Taichí, la alineación de cabeza, torso, brazos y piernas constituye un principio dinámico que se mueve como un todo y es sensible a los movimientos de todas sus partes.

El cuerpo entero es como una estructura de bloques, si uno de ellos está desalineado se afecta el resto que esté por encima o por debajo, de tal manera si el movimiento de Taichí lo realizamos incorrectamente, todo el movimiento posterior se verá afectado.

Además, si el movimiento no lo hacemos correctamente una y otra vez, podemos producirnos una lesión, porque si el cuerpo está desalineado otras partes del cuerpo realizan compensaciones que pueden causar estas lesiones.

En ambas disciplinas el cuerpo debe estar relajado, para que sólo utilicemos aquellos músculos que realmente necesitemos para un determinado movimiento y no gastar más energía de la necesaria.

Se debe erguir la cabeza de manera relajada y enderezada, dejar siempre los codos y los hombros bajos y mover la cintura en rotación para realizar los movimientos. 

Los hombros  siempre deben estar relajados y bajos, aunque los brazos estén levantados, esa es una máxima en las dos disciplinas.
El movimiento parte de la cintura, que es el centro del cuerpo, disociando las dos partes, inferior y superior. 

Tanto en el Ballet como en el Taichí, los movimientos son suaves, relajados, con un altísimo grado de concentración, lo que hace al practicante sentir que se aísla de todo su entorno y procura una sensación de ligereza, como si flotase en el aire.

El practicante de Taichí como el bailarín de Ballet, se conoce muy bien a sí mismo, tanto física, mental y emocionalmente, por ello es capaz de transmitir a través del movimiento toda esa sensación de paz, serenidad, emoción y buenos sentimientos a cualquiera que lo observa.

Por último, añadir que cualquiera de estas dos disciplinas, tanto el Ballet Clásico como el Taichí, hacen sentir en quienes lo practican unas sensaciones únicas, de paz, tranquilidad y armonía, que todo el mundo debería experimentar alguna vez en su vida.

Myriam Cobos CM

EL TAICHI DEL CORAZÓN