jueves, 26 de enero de 2017

EL DUENDE DEL RETIRO


Allá por el siglo XVII, cuando el parque del Retiro fue construido, comenzó a correr de boca en boca una curiosa leyenda sobre un duende que paseaba y se escondía entre los arbustos de tan insigne parque.

Era un duende travieso y juguetón, que sólo se mostraba ante las parejas de verdaderos enamorados y que hacía florecer "contranatura" los jardines durante el otoño.

En pleno siglo XVIII, eran muy conocidos los paseos que por este parque daba Felipe V.  Los solía dar a diario y observaba con asombro cómo las flores que le acompañaban cada día en su paseo eran totalmente diferentes.

Sorprendido después de observar el fenómeno inusual durante un tiempo, decidió preguntar a los jardineros reales que se encargaban del cuidado de los jardines del Retiro.

El rey muy intrigado, les llamó a su presencia y preguntó cómo era posible que pudiesen darse tanta prisa en cambiar las flores del parque de un día para otro.

Los jardineros quedaron mudos, pues no sabían a qué se refería el rey, pues no eran ellos quienes las cambiaban cada día, incluso esto que comentaba el rey les pareció imposible, pero, por no contradecirle convinieron que investigarían el motivo de tan sorprendente hecho.

Los jardineros intrigados, así como más empleados del rey comenzaron a investigar y después de un tiempo llegaron a la conclusión, de que era un pequeño duende el responsable de tan curiosa y bonita costumbre.

Porque se comentaba que era frecuente ver por el lugar a un ser pequeño con rostro grotesco de color verdoso, y que cada vez que se hacía visible para los demás, las flores cambiaban de color, y que cada vez que trataban de atraparle, desaparecía misteriosamente entre la maleza y jamás había podido ser capturado.


El rey quedó conforme y siguió disfrutando cada día de su paseo, sabiendo que un pequeño duende se encargaba de hacer su camino más hermoso.

La leyenda fue haciéndose cada vez más popular, tanto que perdura hasta nuestros días, y en el año 1985 fue encargado al escultor José de Noja un monumento a este simpático duende.

    
Pasear por los jardines del Retiro siempre está rodeado de magia y los que creen en ella aún creen poderlo encontrar detrás de algún arbusto o bajo algún florido rosal...



Si estás realmente enamorado y vas con tu pareja a pasear por el Retiro, no te sorprendas si en medio de un beso, el mágico duende se aparece y os regala la visión de las más bellas flores para bendecir vuestro amor.


Myriam Cobos
Fotografías propiedad de Myriam Cobos

martes, 3 de enero de 2017

CIMI (ENLAZADOR DE MUNDOS)

CIMI o el Enlazador de Mundos, es un símbolo de origen Maya. Se le considera un sello que hace de puente, enlazando el Cielo y Tierra, enlazando los dos mundos, cortando y uniendo al mismo tiempo.

Éste símbolo, CIMI, es la alianza entre dos mundos, todo debe estar en armonía y unión, lo que es arriba es  abajo, es el orden perfecto que no admite separación.

Es también un puente entre el mundo interior y el exterior, todo  lo de dentro se refleja fuera, todo lo de fuera nos afecta dentro.
El símbolo intenta unir los opuestos, como si fuera un espejo.

Es un símbolo de orden y libertad. Es un trabajo interno para que todo lo que hagamos sea para transformar nuestras sombras en luz, admitiendo que donde hay luz, hay sombras, donde hay sombras, hay luz...

Enlaza las experiencia del cielo con las experiencias terrestres, con todo lo vivido y acumulado en nuestras almas y todo lo que realizamos en esta vida terrestres. 
El objetivo es enlazar el Cielo y la Tierra para evolucionar y avanzar.
El símbolo CIMI hace un llamamiento hacia la muerte y transformación de nosotros mismos, una muerte simbólica, una catarsis donde podremos descubrir lo magnífico de nuestra existencia presente y de nuestras existencias pasadas, así como de nuestras existencias futuras.

Por todo esto, CIMI abre las "puertas" para que "dejemos ir", recordándonos que el perdón es el que abre la puerta más importante, la que conduce al amor incondicional.
Nos invita a permanecer en un estado de AMOR permanente, que es la llave que abre todas las puertas.


CIMI es el reposo, la entrega, la enseñanza, el no darse nunca por vencido, el saber que cuando las habilidades limitadas de la mente no puedan recibir más, se abrirá la puerta del alma y la intuición para seguir recibiendo habilidades y conocimientos, te hace ir más allá de las cosas que tú crees que son.


El sello enlazador, es conocer que cualquier cosa que estés experimentando, no importa lo que sea, está sirviendo perfectamente para tu evolución.

CIMI puede ayudar a derrumbar las estructuras del ego y a producir nuevas alineaciones internas y externas. 
Es un proceso de muerte y transformación, que lleva a la profundidad, para luego resurgir hacia la superficie más fuerte, más sabio, más evolucionado...
La muerte es tomada como parte del ciclo de transformación.
Hay que "morir" para "resucitar" a la vida.

Myriam Cobos