Este es un parque, denominado periurbano, muy especial.
Está situado en una
transición entre las edificaciones de Vicálvaro y las autopistas periféricas
M-40 y Radial 3, de Madrid.
Se sitúa
entre varias poblaciones entre los municipios de Vicálvaro, Las Rosas,
Moratalaz y San Blas, podríamos decir que está situado en un cruce de caminos,
en una "Tierra de Nadie".
Para acceder
a él, desde el Barrio de Las Rosas, hay que atravesar dos puentes
impresionantes, de una moderna construcción, muy espectaculares, parece que
despegasen hacia el cielo y en medio de uno de ellos, se puede sentir cómo se
mueve y cimbrea al paso de los vehículos que transitan por debajo a gran
velocidad, la sensación al atravesarlos es de entrar en otra dimensión, que son
unas puertas que te conducen a un mundo misterioso, en el que siempre
encuentras cosas interesantes.
Son caminos
que te van introduciendo cada vez más en un ambiente diferente, te trasladan
desde el más ruidoso bullicio de la población y la transitada M-40 de Madrid,
hasta un lugar aparentemente aislado donde pasear, observar, y relajarse.
Una vez
atravesados los puentes, entramos en el parque:
Tiene dos áreas bien
diferenciadas, por lo que ha sido bautizado por mí como: "Parque
Amón&Alóm" y así es conocido entre los míos.
La parte de AMÓN:
Es la primera
parte que encontramos después de atravesar los puentes, es la parte más
abierta, con preciosas fuentes, un lago con canal y un río artificial, de donde
surgen unos impresionantes juncos.
Posee una
rosaleda, zonas para realizar ejercicios, zona infantil con columpios y un
auditorio, que está en el centro de las
dos zonas, haciendo así una imaginaria separación de ambas.
La vegetación lo
rodea, pero tímidamente, está asfaltado en diferentes tipos de baldosas y también
tiene caminos de arena.
Posee unas fuentes grandes, preciosas, modernas y con mucho encanto, hay incluso quienes lanzan monedas a sus aguas pidiendo deseos.
Son bonitas de ver por el día y más impresionantes aún por la noche.
Es la parte más
alejada de la entrada, esta zona tiene mucha más vegetación que asemeja un
trocito de bosque.
Los árboles son
frondosos, el suelo es de césped y sus caminos arenosos y más estrechos.
La sensación es
distinta, es mucho más cerrado que la parte Amón, y tiene un gran vigilante: Un
cuervo, que te da la bienvenida cuando llegas.
Sentarte en un
banco a disfrutar de esa naturaleza es muy especial, pues sientes cómo los
elementales te rodean y las personas más sensitivas pueden captar ese halo
mágico.
Desde este
parque se divisa un cielo inmenso que es ideal de ver en todas las estaciones y
diferentes climatologías.
Al fondo de la
zona del parque Alom, hay unas canchas y un pequeño campo del futbol, donde
familias enteras se reúnen cada domingo por la tarde para celebrar fiestas como
por ejemplo el Nuevo Año Maya o la Virgen del Quinche, y partidos de futbol,
siendo un lugar muy propicio para compartir y disfrutar.
Algo muy característico
de este parque, en general, en las dos de sus partes, son las farolas que
acompañan todo el recorrido, pasear por él de noche es casi mágico, ya que
junto con el sonido de sus fuentes, hay un sonido especial de las farolas, que
son de gas, y parecieran salidas de la mismísima película de Harry Potter.
Su auditorio es
muy particular, está construido con la técnica de los antiguos anfiteatros, si
te sitúas en el centro del mismo el sonido se acrecienta y parece que hablases
o cantases por un megáfono.
Es un parque en
el que siempre encuentras sorpresas, un lugar en ninguna parte, donde lo que
más se siente, es el silencio, la tranquilidad, la calma…ya que no es
frecuentado por mucha gente y del que sales siempre, con la sensación, de haber
estado en un lugar fuera del espacio y el tiempo.
Myriam Cobos
Fotografías de: Myriam Cobos
Me gusta. Habrá que dar un paseo para disfrutarlo. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Marieta Alonso, me alegra que te haya gustado.
ResponderEliminarUn abrazo