El Parque Juan Carlos I, conocido y apodado por los madrileños que lo frecuentan como El Juanqui, es uno de los parques más grandes de Madrid junto con el Retiro y solo por detrás de la Casa de Campo.
Fue creado a finales de los años 80, cuando se creó el complejo del Campo de las Naciones, con el IFEMA, donde se celebran ferias y exposiciones a nivel nacional e internacional, el Palacio municipal de Congresos, y un gran complejo de grandes oficinas y hoteles.
El parque fue levantado en la parte oriental del complejo y está emplazado en el área del antiguo Olivar de la Hinojosa, del que se han conservado una buena cantidad de olivos, siendo una amplia zona del parque, la más árida, pues todo el parque está rodeado de agua, ya que en esa zona siempre ha habido unos acuíferos muy importantes de donde se surte el parque, podríamos decir que el parque está construido sobre ellos.
El parque Juan Carlos I, El Juanqui, para todos los que lo conocemos bien, está delimitado por la autovía M-40 al sur, la
calle de Dublín al oeste, las instalaciones del Club de Golf Olivar de la
Hinojosa al norte y la Avenida de Logroño al este.
La calle de Dublín es la que separa al Juan Carlos I del Parque de El Capricho, parque del que también hay una entrada en este blog.
Al parque se puede
llegar en metro cuya estación es: Campo de las Naciones.
Lo primero que llama la atención al llegar a este parque, es su amplitud, está en alto y el viento se hace notar fácilmente en él, de hecho hay una zona en la que es habitual ver volar cometas, es un espectáculo muy bonito y divertido.
Tiene zonas diferenciadas, y es un parque para todos, tiene zonas infantiles con columpios para los más pequeños.
Hay una zona especial para perros, donde se reúnen dueños y perros haciendo amistad y proporcionando a sus mascotas unos momentos muy agradables.
Existe unas zonas de merendero con mesas y bancos, para pasar la tarde merendando con familiares y amigos.
En él se pueden practicar deportes, pasear en bici, patinar, correr...porque su amplitud lo permite.
Si se quiere visitar el parque escuchando la explicación de todas sus zonas, existe un tren que lleva a los visitantes en un recorrido por el parque muy agradable.
Posee muchas zonas de agua, como el gran lago que rodea el parque y que pareciera un gran río, en el que hay patos, peces, tortugas, carpas...alguna vez éstas han proliferado tanto que incluso han permitido pescar en él.
Otra de las peculiaridades de este parque, es que está "sembrado" de esculturas abstractas de diferentes artistas de diversos países, en total son 19 esculturas.
Once de ellas fueron
realizadas por escultores de prestigio internacional que participaron en el
Simposio Internacional de Esculturas a Aire libre, celebrado en el recinto del
parque en 1992.
Existe un recorrido por el parque para visitar las esculturas denominado «Senda de las Esculturas».
Estos son sus nombres y autores:
Dedos (Mario Irarrázaval, Chile, 1994)
(Detalle de las huellas dactilares de los dedos)
Encuentros (Mustafá Arruf, España, 1998)
Eolos (Paul van Hoeydonck, Bélgica, 1992)
Espacio Méjico (Andrés Casillas y Margarita García Cornejo,
México, 1992)
Fisicromía para Madrid (Carlos Cruz Díez, Venezuela, 1992)
Homenaje a Agustín Rodríguez Sahagún (Toshimitsu Imai,
Japón, 1992)
Homenaje a Galileo Galilei (Amadeo Gabino, España, 1992)
Homenaje a las víctimas del Holocausto (Samuel Nahon Bengio,
Israel, 2007)
Los cantos de la encrucijada (Leopoldo Maler, Argentina,
1992)
Manolona Opus 397 (Miguel Berrocal, España, 1992)
Monumento a Don Juan (Víctor Ochoa, España, 1994)
Monumento a la paz (Yolanda D'Augsburg, Brasil, 1992)
My sky
hole/Madrid (Bukichi Inoue, Japón, 1992)
JARDÍN DE LAS TRES CULTURAS
Este es uno de los lugares, en mi opinión, más bonitos para visitar del parque, es el Jardín de las Tres Culturas, son tres jardines en el mismo área, cada uno dedicado a una de las culturas que habitaron y convivieron hasta el s. XV en la península, la cristiana, la islámica y la judía.
El Jardín de las Tres Culturas es un homenaje a la convivencia y el respeto entre culturas, además de tener un ambiente muy diferenciado del resto del parque, donde puedes percibir un cúmulo de sensaciones y dejar volar tu imaginación hasta lejanos lugares.
El Jardín Cristiano o Claustro de las Cantigas
Este jardín, como no podía ser de otra manera, tiene la planta en forma de cruz, que recuerda a un
claustro medieval. Está rodeado de corredores columnados simulando un claustro.
En él podemos encontrar plantas aromáticas y medicinales, lavandas, romeros y
laureles, toda su estructura responde a una idea geométrica: Las líneas
rectas y separadas entre sí por caminos, convergen en el centro del jardín.
En el centro del jardín se levanta un templete inspirado en las miniaturas que ilustran
las Cantigas.
La entrada al jardín se hace a través de una escalinata que lleva a una "puerta", de la que
cuelga una campana.
(La autora bajo la campana)
La sensación de geometría está presente y genera un sentimiento de espiritualidad, reposo y conexión con lo divino, cielo y tierra se unen en este espacio para deleite del visitante.
El Jardín Judío o Vergel de Granados
El Jardín Judío o Vergel de Granados toma su nombre del
Cantar de los Cantares, del rey Salomón, y está orientado a los cuatro puntos
cardinales.
Es una cuadrícula de distintas texturas, pavimentos y arenas de colores.
El jardín está rodeado de una acequia que lo bordea completamente, para acceder a él hay que atravesarla.
Su nombre de vergel es correcto, pues de los tres jardines, es el que posee más vegetación, siendo el granado el árbol más importante.
También la vid es muy importante y está presente en este jardín.
Las piedras que delimitan el recinto fueron traídas expresamente desde Jerusalén, y cuenta con un escudo de David
en el pavimento y con una fuente en forma de caracol por la que mana el agua en el centro del jardín.
Las especies plantadas están inspiradas en los textos bíblicos. Son granados y
cipreses, setos de chamaescerassus, almendros, cinamomos...abundan las palmeras.
El ciprés también está presente al igual que el granado por su gran simbolismo, símbolo de espiritualidad que une el cielo y la tierra.
A este jardín se accede a través de las Puertas del Paraíso, un impresionante monumento arquitectónico que da entrada al jardín del Edén.
La puesta de sol con los rayos filtrándose por la vegetación da sensación de estar realmente en un Edén.
Puertas en las que figura esta inscripción:
"Plantó luego Dios un jardín en Eden, al oriente y allí puso al hombre que había forjado, hizo brotar en él de la tierra toda clase de árboles hermosos a la vista y sabrosos al paladar y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol del conocimiento, del bien y del mal, salía del Edén un río que se partía en cuatro brazos...Tomó pues al hombre y lo puso en el jardín del Edén para que lo cultivase y lo guardase"
Génesis 2: 8.16
Antes de entrar al Jardín del Edén te encuentras con este monumento que contiene citas muy hermosas.
El Jardín Árabe o Estanque de las Delicias
El Jardín Árabe o Estanque de las Delicias recuerda en su planta a un tapiz oriental, posee un cetro con una estrella de ocho puntas y una fuente de la que parten cuatro caminos.
Se conforman varias estancias en una composición cuyo centro es la
estrella de ocho puntas.
El recinto está flanqueado, en cada esquina, por
cuatro palomares construidos como minaretes, posee parterres de flores y abundante agua.
La plantación está repleta de
perfume y colorido, porque comparten el espacio naranjos, rosas, jazmines,
lirios y árboles del amor.
El agua es un elemento fundamental en el parque y mucho más en este jardín, está rodeado de acequias, y puede hacer al visitante recordar, en cierto modo, a los jardines de la Alhambra.
Está bordeado por unos setos grandes, parecidos a los que se utilizan para crear laberintos en jardines, de hecho recuerda a los del laberinto de su vecino parque El Capricho.
Lo último que se ha construido en el parque Juan Carlos I, es una misteriosa pirámide, o no tan misteriosa, porque después de la expectación que causa el ver un monumento de estas características, salido casi de la noche a la mañana, te informas de que es una estructura, una gigantesca fuente de energía.
El parque es uno de los más sostenibles, se riega con agua reciclada, las farolas están diseñadas para evitar la contaminación lumínica y los coches de mantenimiento que circulan por el parque son eléctricos, y se supone que para abastecerlos de energía se ha construido esta curiosa (por decirlo de alguna manera) pirámide.
Ya que la misma mide 18 metros de altura y 38 metros de arista en la base, y a la cual los visitantes no tienen acceso.
Está forrada con paneles fotovoltáicos que captan la energía solar y la recogen almacenándola en una serie de baterías que recargan los vehículos del parque que penetran en su interior para ser recargados, o al menos esto es lo que en principio se cuenta, pero para los más conspiranóicos o para los amantes del misterio, o para los que tenemos una fantasía algo desbordada, comentar que la extraña pirámide, estratégicamente colocada en una zona alta, cercana al aeropuerto y en un enclave bien orientado, daría la sensación de que, al igual que se sospecha con las pirámides egipcias, se buscase algún contacto de energías más allá de nuestro mundo físico, de hecho la zona es conocida por avistamientos ovni...quién sabe, si en alguna de vuestras visitas os topéis también con otros "visitantes"...
De cualquier manera y por todo lo expuesto y por muchas más cosas, el Juanqui es un parque digno de visitar y de ser disfrutado.
Myriam Cobos
Fotografías propiedad de Myriam Cobos