Pocos datos se conocen sobre esta extraordinaria mujer,
incluso no existen retratos de ella, o al menos yo no he sido capaz de
encontrarlos, sólo este grabado que recuerda a un abraxa (término que se
grababa en ciertas piedras antiguas, y que las sectas gnósticas solían usar
como talismán) ¿Casualidad?
Pese a haber sido una mujer muy importante e incluso de gran
trascendencia histórica, se han encargado de ocultarla y han intentado borrarla
de la historia, como a muchas otras mujeres que se adelantaron a su época, y
que poseían grandes conocimientos, relevancia, sabiduría, valentía y honor...
Su vida, y sobre todo su muerte, están llenas de interrogantes,
algunos de los cuales planteo en este artículo, y deseo fervientemente que el
mismo, otorgue sentido homenaje y reconocimiento a esta gran mujer, olvidada en
el tiempo, apartada por la historia... que se enfrentó al poder
establecido...que luchó por el amor y la justicia...pero que sigue presente,
aún hoy, en algunos nobles corazones...
CATALINA DE COURTENAY
Nació un 24 de Noviembre de 1274, en Constantinopla, lo que
actualmente se conoce como Estambul.
Catalina de Courtenay, desde prácticamente su nacimiento e
incluso desde antes, fue víctima de todas las intrigas y las luchas de sus
antecesores, de hecho ya fue fruto de un matrimonio concertado en un tratado,
el Tratado de Viterbo (27 de Mayo de 1267) para que las luchas que venían
mermando el imperio fueran evitadas.
Quedó huérfana de madre cuando tan sólo era un bebé, al
cumplir un año, y quedó sin padre a los nueve años, heredando, a tan tierna
edad, la responsabilidad de todo un imperio que estaba en completa decadencia.
¿QUIÉNES FUERON SUS PADRES?:
FELIPE DE COURTENAY (1243-1283)
Fue el emperador de Constantinopla desde 1273 hasta su
muerte en 1283 en Viterbo.
Era hijo de Balduino II de Constantinopla y de María de
Brienne. Padeció, desde muy pequeño, la incapacidad de su padre por mantener el
imperio, y sufrió mucho hasta llegar a heredar el título de emperador, fue
incluso empeñado por su propio padre a unos mercaderes venecianos, para
conseguir dinero. Más tarde consiguió recuperarlo y volvió a la vida de
palacio.
Se casó con la madre de Catalina, de la que quedó viudo, y a
la que sobrevivió ocho años, en los que no se volvió a casar, ni tuvo más
herederos.
BEATRIZ DE ANJOU (1252-1275)
Era la madre de Catalina, hija de Carlos I de Sicilia y
Beatriz de Provenza (hermana mayor de Carlos II de Nápoles).
Es ofrecida en matrimonio a Felipe de Courtenay, por el
tratado de Viterbo, anteriormente citado.
Beatriz, murió a finales de 1275 a los veintitrés años,
cuando Catalina contaba con un año de edad.
LOS ABUELOS
PATERNOS:
BALDUINO II DE CONSTANTINOPLA (1217-1273)
Balduíno no podía mantener su imperio y estaba totalmente
arruinado, tanto, que empeñó a su propio hijo y vendió la Corona de Espinas
(Perteneciente a Jesús) que obraba en su poder, para poder levantar su reino,
pero ni con esto le fue posible.
MARÍA DE BRIENNE (1225-1275)
Era hermana de la reina de Jerusalem, Yolanda Isabella.
LOS ABUELOS MATERNOS:
CARLOS I DE NÁPOLES Y SICILIA ( París 1226-Foggia, Italia
1285)
Fue el primero de la dinastía Anjou-Sicilia, que después de
guerras, luchas e intrigas, llegó a ser el fundador de un gran, pero efímero,
imperio mediterráneo.
Carlos de Anjou, tras participar en Egipto en la séptima
cruzada, regresó a Provenza, donde tuvo que someter a los nobles y a las
principales ciudades de la región.
Con él Italia fue pasando de una dominación alemana a una
dominación francesa, y es aquí donde entrará en juego nuestra protagonista.
Después de muchas batallas, Carlos I, se dispone a
conquistar Constantinopla, y al final, se llega a un acuerdo, el Tratado de
Viterbo, por el cual la hija de Carlos I de Sicilia (Beatriz de Sicilia) se
casará con Felipe de Courtenay, emperador titular de Constantinopla, y de la
unión de ambos, como ya he comentado, nacerá Catalina.
BEATRIZ DE PROVENZA (1231- Sep. 1267)
Aportó al matrimonio con Carlos I, La Provenza y
Forcalquier.
Murió en Nápoles.
CATALINA: Catalina era hija única, y como futura heredera de
todo un imperio, fue educada en muchas cuestiones y materias, que a otras
mujeres de la época les estaban vedadas, como por ejemplo: Matemáticas,
Astrología, Tácticas militares, Economía, Música, etc.
Catalina debía ser poseedora de cualidades como: la
inteligencia, la prudencia, pero también del valor y el coraje, pues como
comento, tuvo que ser educada para manejar todo un imperio con sabiduría,
astucia y refinamiento.
A la muerte de su padre, cuando Catalina tenía tan solo
nueve años, ésta fue reconocida como
emperatriz de los Estados Latinos y emperatriz de Constantinopla, pero por su
corta edad, los asuntos de Estado y los económicos, no se sabe a ciencia cierta
en quien recayeron, el único familiar vivo más cercano, era su abuelo Carlos I
de Sicilia, Rey de Sicilia, heredero del reino del Mediterráneo y del Reino de
Jerusalem, por lo que, podemos suponer, que se trasladó a vivir con éste y él
se encargaría, hasta su muerte, de los asuntos de Catalina.
Ella era un tesoro muy valioso, y debían guardarla a buen
recaudo, hasta encontrar la ocasión propicia para utilizarla, como ya había
hecho con su propia hija, pero esta situación sólo duraría dos años más, cuando
Catalina contaba con once años, su abuelo falleció.
Se desconoce, o al menos yo desconozco basándome en las
fuentes, qué fue de Catalina de Courtenay desde esos once años, hasta los
veintisiete que se casa con Carlos de Valois, pero mi intuición e
investigaciones, me hacen suponer que los Caballeros Templarios (de los que
siempre estuvo rodeada) se hicieron cargo de su educación, hasta que tuvo
suficiente edad, para manejar ella misma sus propios asuntos.
Catalina se había criado entre Templarios desde su más
tierna infancia (conocía de primera mano al mismísimo
Jacques de Molay), entre cruzadas, luchas, intrigas; era respetada y valorada
por su genealogía y por sus propios valores, ya que, fue educada en el honor,
la verdad y el conocimiento...
La justicia, la dignidad y el valor debían ser muy
importantes para ella...por eso, siempre, de su estrecha relación con los Caballeros Templarios.
A los veintisiete años (muy tarde para una mujer de la
época, pero como ya comentaba, Catalina era independiente, poseía título,
territorios, cultura...no le debían faltar pretendientes, amantes,
distracciones...y por lo tanto, no vería necesidad alguna de casarse), decide o
deciden... que debe casarse con Carlos de Valois.
Los motivos de esta decisión podían ser múltiples y
variados, pero, en mi opinión, totalmente personal, diría que el Papa la obligó
a casarse, atendiendo la petición de Carlos de Valois, que insistió mucho en
ello.
Catalina accedió, porque, desde ese punto tan alto de poder
y fortuna, que le proporcionaría ese matrimonio, podría proteger y apoyar a sus
queridos amigos Templarios, que ya por aquel entonces, eran objetivo principal,
tanto del Rey, como del Papa.
CARLOS DE VALOIS (1270-1325)
Era el hermano pequeño del rey de Francia Felipe IV El
hermoso.
Carlos había enviudado de MARGARITA DE ANJOU-SICILIA, con la
cual, en nueve años de matrimonio, tuvo seis hijos.
El Conde Carlos de Valois poseía casi o más fortuna que el
propio rey, su hermano, que estaba casi arruinado.
Carlos, era una persona con muchas ansias de poder y una
ambición desmedida, pero tan solo era conde, temía y envidiaba a su hermano el
rey, y quería poseer un título más elevado, para prosperar e intentar
superarle, por este motivo, creo que buscó a Catalina, ella podría ofrecerle el
título tan deseado, el de Emperador.
Convenció por fin al rey, que también vio en ella a la
candidata perfecta para casarse con su hermano, no sólo aportaría bienes y
títulos a la familia, sino que además, estaría controlada y sometida a sus
intereses, atrapada en la corte más poderosa...y así fue...
Carlos de Valois y Catalina de Courtenay contrajeron
matrimonio el 8 de Febrero de 1301, boda
que intuyo no sería muy feliz, pero quizás conveniente para ambas partes,
adquiriendo con este matrimonio Carlos de Valois el título de Emperador titular
de Constantinopla.
Aunque este matrimonio era de total conveniencia y Catalina
veía a Carlos de Valois como a un ser prepotente, ávido de poder y casi
despiadado... este casamiento le permitió estar en la corte más culta y
próspera de Europa, rodeada de los más sabios y cultos de la época, disfrutar
de las máximas comodidades, poderse rodear de lujos, trovadores, música,
arte...
Pudo tener acceso a las más altas esferas de poder, a conocimientos
ocultos, intrigas de estado y sobre todo mucha fortuna, para relacionarse y
ayudar a los máximos poseedores del conocimiento, a quienes ella quería, puede
que amara y admiraba...con quienes se sentía afín...sus amados Caballeros
Templarios....
Tanto Catalina, como los Templarios, se buscaban, y tenían una
conexión, que quizás nunca se llegue a saber, o... ¿Quizás sí...?
Del matrimonio entre Catalina de Courtenay y Carlos de
Valois nacieron cuatro hijos (Carlos de Valois tuvo el mal gusto de llamar a
estos hijos igual que a los que nacieron de su anterior esposa, por lo que,
además de ser desconsiderado, crea una confusión histórica al buscar
información, hay que fijarse en las fechas, porque los nombres coinciden):
JUAN DE VALOIS: Conde de Chartres (1302–1308)
Muere a los 6 años, al año siguiente de su madre.
CATALINA DE VALOIS(1303-1346): Emperatriz Titular de
Constantinopla y Princesa Consorte de Acaya por su matrimonio con Felipe I de
Tarento.
JUANA DE VALOIS (1304-1363): Condesa de Beaumont-le-Roger por
su matrimonio con Roberto III de Artois.
ISABEL DE VALOIS (1305-1349): Fue Abadesa de Fontevrault.
FONTEVRAULT, era un monasterio, en el que curiosamente
vivían monjes y monjas.
La orden llegó a ser un éxito internacional y hubo
muchas abadías al estilo de Fontevrault en Inglaterra. Robert de Arbrissel
impuso que la dirección de la orden debería corresponder siempre una mujer (por
eso sería que Isabel de Valois la hija de Catalina y Carlos fue abadesa de la misma).
Este fue el comienzo de una
posición que atrajo a unas cuantas abadesas ricas y nobles a lo largo de los
años, incluyendo miembros de la familia real francesa. La orden fue finalmente
disuelta durante la Revolución Francesa.
Catalina de Courtenay, "muere" sospechosamente
(pues la hipótesis de que fuera asesinada es más que probable), el viernes 13
de Octubre de 1307, a los 33 años de edad.
Al sepelio, como no podía ser de otra manera, acudieron los
Caballeros Templarios, al frente Jacques de Molay, Gran Maestre de la Orden,
que era uno de los portadores del féretro.
Este detalle puede dar una idea del grado de proximidad que les unía a los dos.
Apenados por la pérdida, y por la convicción de que su
escudo frente al rey y al Papa, iba en ese ataúd, y de que su gran protectora y
amiga había sido eliminada para poder exterminarlos, caminan en silencio, con
las lágrimas contenidas, sabiendo que ese será el final...
Después de este significativo entierro, a la salida del
mismo, por orden del Papa Clemente V y el rey de Francia Felipe IV, los
Templarios son arrestados, torturados, juzgados, ajusticiados...es el principio
del fin.
Después de una cruel persecución, de detenciones, juicios
injustos, falsas acusaciones, torturas....
El 18 de Marzo de 1314, es quemado en la hoguera, junto con
otros Caballeros Templarios, Jacques Bernard de Molay, vigésimo tercer Gran
Maestre de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón,
acusado de heregía y sacrilegio contra la Santa Cruz, ocultando así las
verdaderas razones del rey, que eran: conseguir la fortuna y el poder que
habían acumulado los Templarios, ya que él estaba en la ruina, y apartarles de
su camino de poder.
¿QUÉ RELACIÓN EXACTA UNÍA A CATALINA DE COURTENAY CON
JACQUES DE MOLAY Y LOS CABALLEROS TEMPLARIOS?
Quizás nunca lo sepamos...puede que imaginemos mil y una
posibilidades, pero lo único cierto, es que hubo una unión muy fuerte entre
ellos, una relación que quizás perdure en el tiempo, algo que está más allá de
los escritos y las investigaciones... LOS SENTIMIENTOS, porque éstos perduran y
son capaces de traspasar la historia, de recorrer 700 años como en un suspiro y
de permanecer intactos en lo más profundo de las almas...
Myriam Cobos