jueves, 8 de diciembre de 2016

GERTRUDIS GOMEZ DE AVELLANEDA


Gertrudis Gómez de Avellaneda fue y sigue siendo, una de las mayores representantes de la literatura cubana y en general de la literatura del Romanticismo, ya que aun siendo mujer, sobre todo en la época en la que le tocó vivir, llegó a alcanzar el éxito y la fama haciendo lo que más le gustaba, que era, escribir.

Gertrudis nació el 23 de marzo del año 1814 en Cuba, más concretamente en la región de Camagüey.

Fue llamada coloquialmente y familiarmente: "Tula".

Se la considera una de las precursora del feminismo en España y una de las más grandes poetisas en lengua castellana.

Sus antepasados eran españoles, por parte de padre eran de Sevilla y por parte materna eran de las Islas Canarias y el País Vasco.

Pasó su niñez en Cuba y residió allí hasta el año 1836, en el que se trasladó con toda su familia a España, pasando primero por Burdeos. En este viaje es donde Gertrudis comenzó a escribir poesías.

Cuando llegaron a España se establecieron en La Coruña, donde vivían algunos familiares, y allí fue donde nació realmente su pasión por la poesía, lo cual es totalmente comprensible, pues los paisajes gallegos te invitan a soñar y despiertan la magia de la poesía. 
Incluso yo misma, Myriam Cobos, después de pasar unas vacaciones en Galicia vine con la inspiración abierta y comencé también a escribir poemas, desde entonces, no he parado.


En Galicia, Gertrudis mantiene una relación con Mariano Ricafort Palacín y Abarca, pero él la deja porque no le gusta que su novia escriba poemas y en general que se dedique a escribir.

Después de este desengaño se marchó a vivir a Sevilla junto a su hermano Manuel Gómez de Avellaneda, y allí, publicó versos en varios periódicos de Cádiz y Sevilla con el seudónimo de “La Peregrina”, tuvieron muy buena aceptación y comenzó a ser conocida como escritora de gran reputación.

Es allí, en Sevilla donde en 1839 conoce al gran amor de su vida, a Ignacio de Cepeda y Alcalde, con el que vive una atormentada relación amorosa, de la que no se siente correspondida como ella quisiera, esto le hace escribir poemas de desamor y desgarra su corazón para crear obras intensas y profundas. 
Son muy famosas las cartas que escribió para él en las que muestra sus sentimientos más íntimos.

Después de este otro fracaso sentimental decide en el otoño de 1840 marchar a vivir a Madrid.

En Madrid fue donde pudo hacer amistad con literatos y escritores de la época y tan solo en un año publicó su primera colección de versos, animada por estas amistades.


Un año después, en 1842, publica “Dos mujeres”, una novela, en la que defiende el divorcio como la solución a una unión no deseada, con esta obra es con la que empieza su polémica defensa de la mujer, apareciendo con su publicación detractores contra su feminismo.

También publica una novela de corte social “Espatolino”, en la que denuncia la penosa situación en la que se encuentra el Sistema Penitenciario, granjeándose aún más detractores. 

Pero Gertrudis era una mujer que no tenía miedo de defender sus creencias y sus pensamientos, a través de lo que mejor sabía hacer que era escribir, su pluma era un estilete que pinchaba haciendo sangrar a lo más rancio de la sociedad, haciendo públicas las miserias del sistema y a la vez llenando los vacíos con amor.

Un año después comienza a escribir teatro y estrena en 1844 su obra de teatro “Alfonso Munio”, obtiene con ella un éxito apoteósico y su fama comienza a subir como la espuma.

Cuando ya es famosa conoce al poeta Gabriel García Tassara, con el que también inicia una relación de amor tormentosa, sobre todo colmada de celos, ya que el poeta desea poseerla para él, apartándola de todos los hombres que la siguen, pero tampoco se quiere casar con ella, lo que crea en Gertrudis unas contradicciones muy fuertes.

El poeta Tassara comienza a escribir versos criticando la arrogancia y la coquetería de "Tula", versos de crítica y reproche que intentan desacreditar a la escritora.

Pero ella está muy enamorada, y pese a todo esto, viven una pasión desenfrenada, Gertrudis queda embarazada y él la abandona, en esa situación de soledad escribe uno de sus mejores poemas “Adiós a la lira” en la que hace una despedida de la poesía, porque piensa que ese es su fin como escritora.

Gertrudis tiene a su hija María, pero la niña nace muy enferma y muere a los siete meses, intenta en vano conseguir que su padre la vea antes de morir, pero tampoco ese último deseo lo consigue.

Destrozada por todo ello, sigue escribiendo, ya como refugio y también como medio de vida, tanto es así que a partir de entonces figuró entre los escritores de mayor renombre, convirtiéndose en la mujer más importante de la cultura de Madrid.

En 1846 se casa con Pedro Sabater, que era por entonces, el gobernador civil de Madrid, éste padecía una grave enfermedad y recién casados viajaron a París para intentar conseguir una cura para la enfermedad, pero al regresar, Pedro Sabater muere.

Gertrudis, queda de nuevo sola y totalmente desesperada, por lo que decide recluirse en el centro espiritual de “La solitude de Martillac”, que pertenecía a de la Sagrada Familia de Burdeos. 

Este ingreso es el comienzo de un direccionamiento hacia la religión, que no solo se haría presente en su vida, sino también en su obra.

Una vez recuperada, siguió escribiendo y consiguiendo más éxitos, por lo que decidió presentar su candidatura a la Real Academia Española de la Lengua, pero el sillón fue concedido a un hombre, no permitiendo así que una mujer lo pudiese ocupar.

Esto enervó a Gertrudis y todavía fue más contundente en sus escritos en defensa de la mujer.

En este año escribe “La Mujer”, un grupo artículos dirigidos a intentar demostrar la igualdad intelectual entre mujeres y hombres.

En 1856, Gertrudis se volvió a casar, esta vez con el político, D. Domingo Verdugo, dos años después fracasó su estreno de la comedia “Los Tres amores” en la que arrojaron un gato a la escena, D. Domingo, marido de Gertrudis, echó la culpa a Antonio Ribera, se enfrentó con él en la calle y éste hirió de gravedad al marido de Gertrudis.

Por este motivo, y porque pensaban que el clima de Cuba sanaría las heridas de D. Domingo, viajaron a Cuba, donde ya era muy conocida como escritora y la recibieron con celebraciones, incluso le hicieron una gran fiesta en el Liceo de la Habana, donde fue proclamada Poetisa Nacional Cubana.


Dos años después, moría su esposo, lo que volvió a acercarla a la espiritualidad y el misticismo, incluso a una devoción religiosa.

De aquí surgieron sus mayores éxitos en el teatro con dos dramas bíblicos: “Saúl”  y “Baltasar”esta última considerada como su obra cumbre.

Un año después, en 1864, Gertrudis Gómez de Avellaneda viaja a Nueva York, Londres, París y Sevilla, para finalmente regresar a Madrid, donde falleció en 1873 a los 58 años, sus restos fueron trasladados al cementerio de Sevilla junto a los de su esposo y su hermano, donde aún se conservan.

Despido este artículo con las propias palabras de Gertrudis, en una carta a Cepeda, después de la muerte de su hija, donde define muy bien su desgarrado sentimiento de desesperanza:

“Envejecida a los treinta años, siento que me cabrá la suerte de sobrevivirme a mí propia, si en un momento de absoluto fastidio no salgo de súbito de este mundo tan pequeño, tan insignificante para dar felicidad, y tan grande y tan fecundo para llenarse y verter amarguras”.

Gertrudis Gómez de Avellaneda

Una impresionante mujer, prueba de superación constante y prueba también de cómo se pueden trasladar a la literatura las emociones de la vida, y cómo la literatura te salva y protege de todos los males terrenos, haciendo volar el alma hasta lugares seguros donde nada puede hacerte mella.

Myriam Cobos Castaño

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2 comentarios:

  1. Impresionante historia de superación e inteligencia de un cerebro que no entendía diferencias de género. Seguiré su obra para descifrar su interior. Promete.

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    1. Muchas gracias Bárbara Vázquez, me alegro que te haya resultado interesante y te animes a investigar más sobre esta gran mujer y escritora. Un saludo.
      Myriam Cobos

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